Más allá del precio, de la calidad del producto o del servicio que se quiera exportar a Francia, está el cómo tratar con nuestros clientes franceses y cómo cuidar los detalles que marcan la diferencia cuando estamos en un mundo tan competitivo.
Sin caer en los clichés, hoy queremos compartir con vosotros unas recomendaciones basadas en la experiencia. ¿Qué deberíais tener en cuenta a la hora de exportar a Francia?
“Les plaisirs de la table”, los placeres de la mesa. Aparte de ser un tema de conversación inagotable, conviene que demostréis interés por las especialidades de la región, veréis que es mucho más fácil instaurar confianza y cercanía alrededor de una buena mesa. En ese momento distendido las informaciones fluyen y se asimilan mejor.
El idioma. Sí, los franceses son muy exigentes con el idioma. En Francia si se habla francés se tiene que hablar muy bien porque es parte del orgullo nacional por una cultura e historia. Una buena alternativa puede ser hablar inglés y en este caso, estamos en igualdad de conocimiento.
Tenemos un sentido de la crítica muy bien desarrollado, lo que puede suponer un choque cultural y empresarial. Estamos muy aferrados a la libertad de expresión, tanto que manifestamos nuestra opinión o insatisfacción con tanta convicción que puede parecer a veces arrogante. En cambio, apreciamos del español su optimismo, su buen humor y esfuerzo en mantener un buen ambiente y armonía.
Distancias y contacto físico. En Francia existen barreras invisibles que aparecen al traspasarlas. El espacio que equivale a un brazo extendido es para conocidos. Pero cuando se reduce, ya es un espacio reservado a los familiares e íntimos. Nada de tocar el brazo o el codo, resultaría incómodo e intimidante.
El miedo al no estar a la altura. En este sentido nos referimos a la capacidad de resolver una situación de manera competitiva, como pueda ser una reclamación por defecto o devolución por desconformidad. Debemos mantener siempre la premisa de que el cliente tiene la razón. Lo recomendable es tener mucha mano izquierda y tacto con las palabras, para evitar que el cliente se ponga a la defensiva.
Imprevistos y contratiempos. El mercado francés prefiere que se fije un proyecto con condiciones alcanzables antes de que no se pueda respetar lo pactado inicialmente. Sencillamente porque los franceses son más exigentes, sin llegar al estilo alemán, pero el romperles la planificación les disgusta y desestabiliza. Los españoles son más ágiles y rebotan enseguida cuando surge un imprevisto pero los franceses no lo llevan tan bien, entonces cuanto más realistas seáis mejor para que la cosa fluya.
Cada país es un mundo que viene regido por su historia, cultura e ideología. Por ello conocer estos detalles a fondo es fundamental para conseguir el éxito. Desde Oftex ponemos a tu disposición nuestro asesoría para que la internacionalización de tu negocio sea un proceso sencillo. Conoce nuestro Servicio Integral y consúltanos sin compromiso.